Corrupción: nadie nos salvará de nosotros mismos.
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Los moralistas de hoy son los corruptos del futuro.
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No se corrompe el que quiere sino el que puede.
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Lo público, lo semipúblico, lo estatal, lo que es de todos y no es de nadie, es el caldo de cultivo ideal para la corrupción.
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La receptividad para el halago de nuestra clase dirigente es un claro síntoma –otro más- de su palurdismo y mediocridad.
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El encanto de lo ambiguo. Cuanto menos definen sus propuestas para afrontar los problemas del país, más entusiasmo despiertan.
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Es increíble: hay gente que paga entre 40 y 60 euros por ver a ¡David Bustamante!
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Hoy día la publicidad tiene más poder de infiltración que la peste en la Edad Media.
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“El pánico de la clase media es como una bomba atómica”, dice el periodista Iñaki Gabilondo. Estos socialdemócratas siempre se ponen patéticos cuando están en la oposición.
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El principal atractivo de los gatos es su belleza insondable. La belleza no es justa, pero es poderosa. Su poder de atracción es formidable.
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La reina Letizia ha alcanzado el honorable título de Modelo Oficial del Régimen. Los medios sólo la mencionan para hablar de la ropa que se pone.
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Hay gente que cuanto más dinero tiene más subvenciones pide.
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