Hazlo otra vez, Pedro

–Aprieta la mandíbula, Pedro –le dice su jefe de gabinete.

Y Pedro aprieta la mandíbula mientras los fotógrafos del Congreso disparan sus cámaras.

Al día siguiente los periódicos dicen que Puchi, el golpista catalán, ha obtenido una nueva victoria. La farsa se consuma: Pedro ha logrado transmitir que él y su gobierno aún deciden algo y que no son meros títeres del fugado.

Dentro de quince días, o un mes, la amnistía volverá al Pleno y entonces sí, será aprobada al gusto de Puchi y todos respirarán tranquilos y satisfechos.

Pedro relajará la mandíbula y nos regalará una de sus seductoras sonrisas.

Sentimentalidad futbolera

Ancheta ha ido a un campo de fútbol. ¡Después de medio siglo! El campo estaba casi lleno. El equipo local ha estado muy flojo. Pese a ello la afición le ha animado. Lo que más le ha llamado la atención a Ancheta ha sido la actitud de la masa. El equipo local ha sido tratado como si fuera un equipo de delicadas señoritas antiguas; las señoritas de ahora son mucho más sufridas. Cualquier empujón propio del juego era considerado como una agresión energuménica. Por el contrario, el equipo visitante debía sufrirlo todo sin quejarse. La masa funciona con el único criterio de la sentimentalidad. Cualquier aproximación a la meta contraria era enaltecido hasta el paroxismo, sin que hubiera excesiva razón para ello. Le ha llamado también la atención la rapidez de respuesta de la masa. En un par de segundos las protestas recorrían el estadio de una punta a otra. Aunque en general todo ha transcurrido con normalidad, Ancheta ha admirado la valentía del árbitro quien, al menos en dos ocasiones, ha sido capaz de enfrentarse a la sentimentalidad del público, lo que le ha costado pitadas estruendosas. Otras veces, por el contrario, ha preferido congraciarse con los espectadores. En consecuencia ha abusado de las tarjetas en un partido que se ha desarrollado sin mayores incidentes. Una cosa no le ha gustado a Ancheta: el sonido hiperbólico de la megafonía.

Loewe y aquagym

Va a la piscina y está su monitora favorita, pero se esfuerza en ignorarla. Hay que estar a lo que se está –a nadar en este caso– y no a mirar el espléndido trasero de esta mujer. Además, grita mucho, supone que para animar a sus pupilas del aquagym; pero a Ancheta le deprimen las voces. Termina con diez minutos de sauna. La llamada terma romana, por cierto, está llena de tíos. No se escucha una mosca.

Después de la siesta sale con la bici, pero el sol se ha quitado en favor de una niebla gélida. Del armario de los libros rescata “Tierra lejana”, que son las memorias juveniles de Julien Green, un escritor que leyó hace décadas y que le gustó mucho. Se lleva también el segundo volumen de las obras completas de CJCela, el que contiene los cuentos de don Cristobito. Ha dudado si lo tenía, pues tiene varios volúmenes de estas O.C. pero no lo tenía.

Anda incómodo sobre la bici, tanto por el frío como por los dos volúmenes que lleva calzados entre la tripa y la chaqueta. Tiene que pensar en hacerse con unas gomas para amarrar cosas sobre la parrilla trasera de la bici.

En casa hojea el Cela, para recordar las hechuras de su prosa, pero se cansa pronto y deposita el libro en la estantería junto a sus hermanos de edición. Cela es un escritor demasiado manierista para su gusto.

Luego se pone con el Umbral que adquirió el otro día –Los cuadernos de Vives– pero también se cansa enseguida, harto de tantas divagaciones, elucubraciones y lirismos. Lo que le parece un acierto es ponerle de nombre Loewe a la gata.

Capturas librescas

Excursión a Pamplona, espléndida jornada soleada. Tras la visita al Museo de Navarra y la comida, tomo el sol en la Taconera mientras escucho el guirigay de las aves. Luego me acerco hasta el ReRead de la calle Zapatería. Salgo con tres capturas, por orden cronológico:

–Los cuadernos de Luis Vives, de Francisco Umbral, unas memorias de la primera juventud. Las memorias y los libros sobre literatura y literatos son lo que más me gusta de la obra umbraliana. Un Planeta en tapa dura.

–Diario de un hombre engañado, de Pierre Drieu La Rochelle. Un diario de cincuenta páginas y once relatos cortos. No consta la fecha del diario; grave, pero habitual fallo de edición. Creo que este libro ya lo tuve, y lo leí, pero ya no estaba en mi biblioteca y PDLaRochelle me encanta, aunque desconozco sus novelas.

–España clara, de Azorín. Otro volumen recopilatorio de artículos del maestro. Algunos ya los conocía. Se divide en cinco secciones: Regiones, Tipos, Oficios, Gastronomía y Nación. Incluye un Prólogo de altura.

Se anuncian lecturas placenteras, aunque las lecturas para mí siempre son placenteras. Total: 9 euros.

A la vuelta, una luna llena naciente sobre las montañas esclarece la ruta.

Diálogo sobre el gamberrismo

–Dice el periódico que “el PSOE crea la figura del terrorismo light a medida de Puigdemont”. ¿Qué le parece?

–Me parece otra licencia semántica de la factoría progre. Tienen a los guionistas trabajando a destajo. Y lo que les queda…

–Ya me dirá.

–Eso que ahora llaman terrorismo light debe ser la gamberrada de toda la vida. Si pretenden hacernos creer que el golpe de estado fracasado de Puigdemont fue una gamberrada…

–Es lo que pretenden.

–Pues si esto cuela, como están colando tantas otras cosas, tiene su mérito. Si nos engañan una y otra vez será porque, en realidad, nos da todo igual. Aunque no lo parezca ya somos mayorcitos.

Diálogo del despido

–Se ha montado un buen alboroto con el despido de FSavater por parte de El País.

–Ya ve usted. Hasta las parejas que han cumplido sus bodas de oro terminan divorciándose.

–Ha habido muchos cuernos por medio, sobre todo por parte del artista.

–Eso parece. En EP han aguantado mucho. Pero no me negará que lo de FSavater también tiene su mérito. Debe ser de esos que no se van ni con agua caliente.

–Hombre, mientras paguen y no hagan daño…

–Pero, insisto, no sé a qué viene tanto escándalo. A dedo te contratan, a dedo te despiden. ¿Cual es el problema?

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Diálogo senil

–Vamos más allá. Vamos a inventarnos algo. Poeticemos. Puede que lleguemos a algún lado.

–O puede que no

–Entonces dará igual porque, en realidad, no vamos a ningún lado.

–Es por hacer algo no crea. A mi en realidad nada me importa.

–En eso nos parecemos.

–Deberíamos conformarnos con la realidad ¿no cree?

–Sería lo justo, desde luego. Pero, entonces, ¿qué hacemos con la literatura?

–Me da igual lo que hagamos. A mi la literatura ya no me interesa. Soy demasiado viejo.

–Los dos somos viejos, amigo mío. Y tampoco me importa demasiado la literatura. Es más, me fastidia que se le de tanta importancia.

–Es cosa de los jóvenes. O ya no recuerda que usted fue también un fervoroso lector de novelas.

—Claro, ¿cómo no iba a recordarlo?

El lenguaje del enemigo

En la guerra cultural, y en la política, cuando asumes el lenguaje del enemigo, has perdido.

*

Al que le interesa todo, todo le interesa poco.

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Érase una vez un rey que no conquistaba mujeres ni efebos.

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Lo bueno de la avaricia es que no pierdes tiempo pensando en cómo gastar el dinero.

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A la publicidad, a la propaganda, al marketing, le llaman ahora «comunicación». Se lleva mucho el maquillaje.

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Las masas no disfrutan del arte, lo devoran sin masticar.

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A partir de cierta edad, la timidez corre el riesgo de ser confundida con la tontería.

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Un gorrión, dos, tres tienen mucho encanto. Cien gorriones son una horda.